La anomia en sociología, son todas aquellas situaciones que se identifican por la ausencia de reglamentos sociales que las limitan. El vocablo se aplica a las sociedades capitalistas, para denominar la condición en que se encuentran las comunidades e individuos que en ellas se desenvuelven, cuando las leyes son ambiguas o no existen y de existir; están disminuidas o no son precisas y no conceden a las personas patrones sobre los cuales adaptar su conducta, para restringir la manifestación de sus pasiones.
Dependiendo del buen juicio humano y del devenir de las anécdotas, la anomia ha ganado diversos significados; se puede mencionar que en Grecia se vinculó con el asunto de la justicia y sobre todo con la injusticia, para Platón la palabra se relaciona con el desorden y la desconsideración. Durante la Edad Media esta concepción fue abandonada hasta llegar al renacimiento, instante en que aumentó el valor de lo clásico y se le otorgó importancia al individuo por encima de Dios, en ese entonces, el hombre se mantuvo sumergido dentro de sistemas sociales que influyeron en toda su existencia.
El término anomia, es originario de un calificativo que seleccionó el sociólogo Emile Durkheim en su obra “El suicidio”, elaborada en 1897; para él la anomia impulsa una de las formas de quitarse la vida, la anómica, ya que los individuos al vivir en una comunidad sin normas específicas (evidente en las sociedades comerciales y empresariales que cambian de forma presurosa); se agobian, se desorientan, se agiganta su disconformidad con el ambiente social y tienden a suicidarse. Este sociólogo francés, creía que la naturaleza humana requería de una autoridad que le estableciera limitaciones (reglas, tratados) a sus arrebatos y deseos, ya que su falta podría llegar a ser dañina para el propio individuo.
Durkheim igualmente indica, cómo las discrepancias producto de la actividad social y económica del capitalismo, influyen en la anomia social. Las personas, al percibir que las reglas y ajustes bajo los cuales viven, adolecen de sentido de justicia e igualdad, dejan de obedecerlas porque consideran que no tienen lógica para ellos. Los efectos de la anomia abarcan desde la desobediencia a las normas sociales, hasta la vulneración de los reglamentos y así mismo, las conductas antisociales.
La anomia, en su expresión original anomos de origen griego, significa sin ley; no obstante, su procedencia también puede asimilarse con otro significado “sin nombre”, ya que el sufijo nomía refiere a su vez, la acción de nombrar. Esta diferencia con relación a su procedencia, hace que dicha palabra presente dos alcances: ausencia de normas o la dificultad en el lenguaje, que imposibilita a una persona nombrar las cosas. Fue estudiada principalmente por la filosofía y la epistemología, como una noción útil para estructurar el contexto perceptivo.
La desviación o ruptura de las normas sociales en una sociedad, definida por la anomia, se puede observar básicamente en los sectores socioeconómicos más bajos, cuyas actuaciones desviadas son: el alcoholismo, los delitos, el suicidio, los desequilibrios mentales, entre otros. Es un tipo de descontrol o ausencia de gobernabilidad, que se produce ante hechos desordenados o comportamientos no sociales de una persona o subcultura.
Desde el criterio del razonamiento ético, la anomia se hace presente cuando el individuo vive su capacidad moral, con ausencia de reglamentos que controlen su comportamiento. En tal sentido, un individuo actúa íntegramente cuando ha incluido unas reglas que sirven para orientar su conducta y por tanto, la anomia se observa cuando existe la falta de pautas morales. En cuanto a la visión de la sociología, algunos filósofos consideran que la anomia social, se manifiesta en aquellos momentos en los que hay un trastorno normativo, en algún aspecto de la colectividad, como la ausencia de regulación normativa en el entorno laboral, una situación que podría definirse como la falta de leyes que sean válidas.