Un terreno donde es realizada la ricicultura, lo que es el cultivo de arroz y la vida orgánica que lo rodea, constituyendo así a toda la cultura y civilización. La forma más habitual en la que se hace este proceso es en las tierras de labrantío inundadas, porque aunque el arroz igual se produce en campos secos ese método no se usa desde el siglo XX. Se volvió un cultivo bastante frecuente en las dimensiones colosales en los países que son asiáticos, definidos por el paisaje agrario que tiene de característica la zona Asia monzónica.
Donde prácticamente se hacen los monocultivos causantes de problemas económicos, debido a que estos países tienen una gran dependencia del cultivo y las cotizaciones del mercado internacional, los problemas internacionales. También partes en donde el clima es mucho más templado, como pasó con la agricultura tradicional del Japón, a diferencia de otros esta es más como un regadío, que actualmente está en retroceso pero de igual forma sigue siendo protegida por el Estado para que se mantenga una ambiente y la forma de vida tradicional que se considera fundamental para su cultura.
En varias zonas donde el clima es más tropical, existen una zona de extensión mucho más reducida, donde el clima sea templado y se asocie con el regadío, ecológicamente se vuelve una área más sensible al uso de las maquinarias agrícolas, productos fitosanitarios, suscitando a que haya intentos en la protección y un estímulo estatal a la agricultura biológica.
Mayormente los arrozales se les construyen cerca de recursos naturales, como por ejemplo: ríos, pantanos, o con mucha menor frecuencia en ladera que sean escarpadas (las cuales requiere una trabajo mucho más manual y con materiales de construcción). Esas plantaciones requieren un abundantes cantidades de agua para la irrigación (aportar agua a los cultivos) dando así el agua que es esencial para el crecimiento de toda la cosecha. De otra manera esté líquido da un ambiente favorable, evitando el crecimiento de especies de las malas hierbas. De forma negativa el cultivo de arroz trae como consecuencia para el medio ambiente grande cantidades de metano. La producción de metano que viene por los arrozales se estima de entre una 50 y 100 millones de toneladas por año.