La artritis reumatoide o idiopática, es un tipo de enfermedad que suele ser crónica y provoca inflamaciones, rigidez o inflexibilidad ósea por más de cinco semanas continuas en niños y hasta los 16 años. El sistema inmunitario actúa en contra del tejido sinovial (epitelio que reviste a la articulación), este se hincha causando a su vez dolor y tiesura dicho proceso tiende a dispersarse hacia las membranas adyacentes, lo cual deforma los cartílagos y el hueso. No se conoce con exactitud su origen, pero dicho trastorno en la mayoría de los casos, surge de desórdenes inmunológicos.
En otras palabras, la red funcional de células, tejidos y órganos que trabajan en equipo para proteger al organismo de los agentes dañinos, que deben ayudar a rechazar infecciones, agreden a las células sanas y tejidos delgados.
Los niños con artritis reumatoide, presentan tensión matutina, dolores, hinchazón y susceptibilidad en las articulaciones, fiebre, sarpullido, notoria pérdida de peso, al caminar se ladean, cansancio o irritabilidad, enrojecimiento o molestia en los ojos o visión confusa. De un 15 a 20% de pacientes manifiestan inflamación ocular arraigada, de los cuales entre un 30 y 45% sufre un daño irreversible en la vista.
Las causas de ARJ son imprecisas, no obstante es probable que el patrón genético de los niños accione su inicio o su desarrollo, puede tratarse también de un factor ambiental, infección o microbio; es decir no existen pruebas concretas para su diagnóstico, en tal caso el enfermo debe someterse a una evaluación médica completa. Las radiografías y exámenes de laboratorio pueden ayudar a definir la clase de artritis que presenta el paciente y a excluir otros trastornos.
El diagnóstico temprano es de gran importancia, normalmente los especialistas presumen la enfermedad, debido a los signos que presenta el niño: inflamación continua, dolor en los huesos o coyunturas, eczemas injustificables en la piel, el engrosamiento de los ganglios linfáticos, aumento del tamaño de los órganos internos e incremento de la temperatura corporal.
Los estudios sanguíneos se indican para descartar otras causas y los propósitos del tratamiento, buscan primeramente controlar la inflamación, eliminar las molestias, evitar daños en las articulaciones y preservar sus funciones.
La medicación incluye fármacos, ejercicio, la evaluación dental, de la vista y una dieta balanceada; entre los tratamientos que se prescriben para controlar la ARJ están: las medicinas antiinflamatorias sin-esteroides, como la aspirina o ibuprofeno, que se utilizan con frecuencia para aminorar el dolor e inflamación.
Las drogas contra-reumatismos, suelen indicarse para retrasar la evolución de la afección, entre ellas están: la hidroxicloroquina o plaquinol, sulfasalazine y el metotrexato o texato. Entretanto, los corticosteroides como la prednisona, son muy útiles para controlar los casos severos, pero presentan efectos secundarios, de hecho obstaculizan el crecimiento normal de los niños.
Muchos pacientes rebasan tal padecimiento al alcanzar la edad adulta, sin embargo, otros deben mantener el tratamiento; ahora bien, en ciertos casos no hay forma de establecer el requerimiento de medicación a largo plazo.
Es de hacer notar, que la fisioterapia y la terapia ocupacional reducen las molestias, conservan el tono muscular, mejoran la flexibilidad, la circulación sanguínea y suelen evitar la discapacidad.
Cuando la ARJ no se trata a tiempo, se agrava y ocasiona la pérdida absoluta o parcial de la visión, daños irreversibles en las articulaciones, artritis crónica y la inflamación de los tejidos que envuelven al corazón o los pulmones.
Los recursos o equipos de asistencia se pueden usar para disminuir la tensión en articulaciones concretas; como tal, los bastones y las vendas o abrazaderas pueden ayudar a mitigar la distensión en las rodillas.
Un reposo adecuado es de gran importancia, ya que la artritis puede ocasionar fragilidad y debilidad en el músculo, o sea un descanso corto que no obstaculice el sueño de la noche es de gran ayuda y las técnicas de relajación, sirven para contrarrestar el dolor.