La corteza de la Tierra es la cubierta más superficial de este planeta, está conformada por rocas que pertenecen a la misma y a partir de su localización su grosor posee las siguientes medidas, a saber; la zona marítima presenta una longitud aproximada de 6,7 kilómetros justo en el fondo oceánico, mientras las regiones externas donde residen las montañas, pueden medir 72 kilómetros. Entre los materiales más característicos que forman parte de esta estructura terrestre, se encuentran: el silicio, el oxígeno y magnesio.
Se considera que la primera corteza de la Tierra se originó hace 4450-4560 millones de años y que las dimensiones de ésta no se han mantenido estables sino que se han incrementado a través de los años. Asimismo se descubrió que hace 2480 millones de años existió un volumen gigantesco de corteza terrestre, pero que antes de esto, hubo muchos procesos de reciclaje en sus zonas más rocosas. El desarrollo, es decir, el crecimiento de la corteza, se piensa que ha sucedido incidentalmente en dos oportunidades: una hace 2600-2720 millones de años y otra hace 1800-1900 millones de años.
Con el apelativo de corteza, se denomina a la región sólida de la tierra, ubicada en un sitio más externo y directo con la atmósfera, la hidrosfera y la biosfera. El análisis de los terremotos ha facilitado la descripción del interior de la Tierra y permite diferenciar tres partes principales desde la superficie, adentrándose en profundidad a partir de la reproducción de las ondas sísmicas, estas partes en corte diagonal son: cubierta, capas y núcleo. También los datos facilitados por los meteoritos pueden ser muy útiles para entender la configuración de los elementos del interior de la Tierra.
Por otro lado, dentro de la corteza terrestre se observan a la vez tres capas: la sedimentaria, granítica y basáltica. La corteza ha sido generada por procesos ígneos y dichas cubiertas poseen más elementos incompatibles que sus mantos antagónicos. El planeta Tierra ha estado constituido por diversos revestimientos que se originaron de los materiales pesados que caían en su núcleo y los más livianos que emergen a la superficie, en algunas de estas se producen cambios químicos o estructurales que provocan desajustes y de los cuales, elementos menos pesados como: silicón, aluminio, calcio, potasio y el sodio, conforman la corteza superficial.
Las distintas láminas que constituyen a la corteza de la tierra, flotan sobre sustancias pastosas sujetas a fuertes presiones y se trasladan pausadamente las unas con relación a las otras. Antiguamente estuvieron unidas, luego se disgregaron formando los actuales continentes, gracias a estos movimientos y a la presión sobre los elementos internos, se originan diversos eventos como: plegaduras del terreno, fallas, aberturas, volcanes y terremotos; lo cual sugiere que, el ser humano vive sobre una superficie que lejos de mantenerse estable, evoluciona a lo largo del tiempo.
La corteza de la Tierra se clasifica en dos tipos, la oceánica y la continental: la oceánica representa casi el 76 % de la superficie del planeta, es mucho más delgada que la continental y en ella se contemplan tres niveles:
El nivel más profundo o nivel III, se encuentra constituido por rocas plutónicas elementales y limita con la capa discontinua de Mohorovicic; en estas rocas surge el nivel II conformado de rocas basaltos con la misma estructura que el anterior, donde se despliega una región compuesta por paredes, la zona más externa de éste nivel está conformada por rocas ígneas, que se formaron como resultado de la mezcla de lava con agua oceánica y sobre las rocas volcánicas, surgirá el nivel I conformado por sedimentos.
La continental exhibe una naturaleza menos compacta que la anterior, por ello se ubica sobre la oceánica, puesto que dentro de su estructura se encuentran rocas que vienen de diferentes orígenes como son las ígneas ácidas, acompañadas por una significante composición de rocas metamóficas.