Cronémica



La cronémica o cronemia, consiste en la interpretación de la conducta humana con respecto al tiempo, un elemento cultural que permite cualificar la forma en que se producen los episodios comunicativos dentro de las relaciones sociales. A partir de esto, se afirma que cada persona advierte de una forma particular el paso del tiempo y predomina en ello, básicamente la comunidad de la cual forma parte, no únicamente la manera de ser. De acuerdo al entorno social donde se desenvuelva el ser humano, este percibe el transcurso de un periodo de una manera muy propia y le da cierta importancia.

Cronémica
La raíz etimológica de la palabra viene del griego, en el cual poli se interpreta como “muchas” y por otra parte, chronos sería asumido como “tiempo”, de allí es de donde viene una noción que se relaciona con efectuar muchas labores al mismo tiempo. Por otro lado, está el concepto opuesto que corresponde a la palabra monocromía, que quiere decir hacer una sola tarea a la vez; de ambas concepciones proviene la cronémica, la cual forma parte de la comunicación no verbal, ya que procede por lo general modificando o completando el sentido de los componentes más esenciales de la comunicación, agregando información comunitaria o instructiva al entorno personal de un individuo.

La cronémica, igualmente estudia todos aquellos aspectos que se vinculan con la utilización del tiempo, apoyándose en los rasgos organizativos del mismo; de igual modo, evidencia los problemas de comunicación que suelen reflejarse en el comportamiento expresivo del emisor y receptor. La comunicación no verbal, está formada por los incentivos contextuales de intercambio, por lo que algunos integrantes con diferentes culturas perderán este enlace o conexión. Según diversos especialistas, en cualquier conversación sólo el 36 % del mensaje se emite a través de las palabras y el resto; por medio de la forma particular de hablar, desplazarse o bien por los gestos y el manejo de los espacios.

Clases de Cronémica

  • Conceptual: es la estimación que se hace del tiempo, la relevancia que se le otorga; se trata de la valoración cultural de nociones tales como: puntualidad e impuntualidad, rapidez o demora, ahorita, inmediatamente, en este instante, etc.
  • Social: está sujeta a la idea que se tenga del tiempo y se relaciona con las reuniones sociales (la persistencia de una visita, una entrevista de trabajo, una celebración o encuentro), la manera de organizar las actividades y tareas del día o de realizar llamadas por teléfono, viajar y estar en un sitio determinado.
  • Interactiva: es la perdurabilidad de los signos con los que nos comunicamos, como tal, la mayor o menor persistencia de un gesto, saludo o despedida, de una caricia, un beso o apretón de manos. La mayor o menor duración fortalece el significado o en su defecto, puede equilibrar o modificar su sentido.

Existen culturas en las que se aprecia mucho el control del tiempo; en estas las labores se basan en el cumplimiento de plazos, acatar horarios y programar las actividades que se van a llevar a cabo, ya sea grupal o individualmente. Dichas culturas han sido determinadas como “Monocrónicas”, así comunidades como la estadounidense, las naciones Centroeuropeas y Corea del Sur, son un claro ejemplo de esta clase de culturas; en ellas suelen prevalecer la puntualidad, el cumplimiento de horarios o la preparación muy disciplinada.

Por otra parte, hay muchas otras que asumen el tiempo de una manera no directa; en este prototipo de sociedades, reinan las relaciones individuales y el alcance de objetivos, más que la ejecución de quehaceres. Estas son llamadas culturas “Policrónicas”, muy comunes en los países sudamericanos, China, la India o regiones de Oriente Próximo. En ellas se impone la convivencia, bien sea en el entorno personal o profesional, se toma como una evidente falta de respeto la escasa interacción personal, pero no asuntos como el cumplimiento riguroso de una agenda o proyecto.


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