La eficiencia es definida, como la conexión entre los medios empleados en un proyecto y el éxito que se alcanza con el mismotáctica. Respecto a la eficacia, puede ser determinada como el grado de consecución de metas y propósitos, ésta hace referencia a la capacidad del hombre para lograr lo que se propone.
Dentro del idioma español, no existe una diferencia específica entre estas dos acepciones, se comenzó a precisar una distinción entre eficiencia y eficacia, a través de su auge en el área administrativa y gerencial de la conocida época de los servicios en los años 80. Para ser competitivos; o sea, ser mejores que los contendientes, las empresas no sólo debían funcionar o actuar, además tenían que incrementar los márgenes de ingresos, por medio de la buena utilización de los recursos, básicamente “ser eficientes y efectivas”.
La eficiencia se basa en el procedimiento que se lleva a cabo para lograr algo, tomando en cuenta las “vías”; entre tanto la eficacia se apoya en el resultado u obtención final, o sea en los “fines”. En cuanto a la eficacia, se cree en el éxito de los objetivos finales, por lo que se sopesan todas las variables que pueden evolucionar un tiempo después. Por otro lado, en la eficiencia se analiza cómo puede ser el futuro partiendo de la suma o exclusión de ciertos recursos.
La eficacia se distingue de la eficiencia, con relación a que ésta última, significa concretamente un mejor manejo de los recursos, en tanto que la eficacia hace mención a la habilidad para alcanzar un objetivo, a pesar de que en el proceso no se hayan utilizado los recursos de la forma correcta, es decir, no importa si se ha sido eficiente en el proceso llevado a cabo para conseguir el propósito y ser eficaces. Así, fundamentalmente es posible ser competente sin ser activo y se puede ser activo sin ser competente, aunque lo idóneo es ser eficaces y a su vez muy eficientes.
Para ser eficiente se necesita de una disciplina exigente, esto puede acarrear que las personas se vuelvan muy analíticas, precavidas o que sean un poco severas; mientras que para ser eficaz, se inventan estrategias que funcionan a largo plazo y por tal motivo las personas eficaces se adaptan de mejor forma a su entorno y a cualquier situación. Puesto que la eficiencia se trata de hacer las cosas bien, exige la acreditación y reiteración de ciertos pasos; aunque hacer lo mismo una y otra vez, puede desanimar o bien ir en contra de la innovación. Totalmente contrario a la eficacia, en la que se fortalece la originalidad, para lo cual es imprescindible que la persona sea crítica y delibere por sí misma; para que de esta manera pueda alcanzar su mayor objetivo.
Una persona eficiente, es por supuesto aquella que posee la competencia para lograr el propósito deseado con los recursos más aceptables, evita lo más que puede cometer errores; mientras que alguien eficaz busca siempre obtener el éxito, sin enfocarse en los posibles reveses. A nivel empresarial, la eficacia fue inicialmente el indicador del desempeño de un individuo, sin embargo, cuando el número de consumidores se fue elevando o comenzaron a confrontarse con una mayor cantidad de opciones, se empezó a poner en duda la eficacia de muchas personas.
Así tenemos que, si una empresa logra sus objetivos planeados se piensa que es eficaz, por otra parte puede ser eficiente dependiendo de si cumple con los fines mediante la menor porción de mecanismos, esto justamente significa que un negocio puede ser eficaz pero no particularmente eficiente. A todas estas, no es de dudar que estos dos significados tengan un nexo con la productividad, ya que todas las compañías que son eficaces en su planificación y eficientes en sus procesos, se les considera productivas.