El término Estado fallido se refiere al fallo del Estado para afirmar su función fundamental, que es la noción clásica de Max Weber, conservar el monopolio legítimo de la violencia política. Noam Chomsky en el año 2008 planteó un concepto de Estado fallido más extenso al clasificar no solo el monopolio de la violencia como razón del fallo, sino que incluyó los propósitos del Estado.
En la concepción de Estado fallido se observa en los sucesos políticos más comprometedores como ineficacia absoluta del gobierno, guerras civiles, guerras con el exterior, presencia de guerrillas que combaten por el control territorial y la ausencia total del Estado de Derecho.
El concepto principal de Estado fallido proviene del reporte llamado State Failure Task Force Report, perteneciente de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos en 1995. El propósito del reporte era reconocer de forma cuantitativa qué países podrían suponerse fallidos y, por tanto, como alarma tanto a la seguridad internacional como a la seguridad nacional de EEUU.
En el año 2002, luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el Consejo de Seguridad de ese país, dependiente de su presidente, precisó a los Estados fallidos como entidades de riesgo a la seguridad nacional de los Estados Unidos y constituyó una estrategia integral para la cooperación e intervención en dichos países.
El centro de estudio Fund for Peace ha presentado los siguientes parámetros sobre el significado de Estado fallido:
- Pérdida de control del territorio físicamente o del monopolio en el empleo legítimo de la fuerza.
- Desgaste de la autoridad legítima en la toma de medidas.
- Incapacidad para proveer servicios básicos.
- Incapacidad para comunicarse con otros Estados, como integrante pleno de la comunidad internacional.
Generalmente, un Estado fallido se determina por un fracaso político, social y económico, describiéndose por poseer un gobierno muy débil o ineficaz, que cuenta con un mínimo control sobre extensas zonas de su territorio, no suministra ni puede abastecer servicios básicos, muestra altos niveles de criminalidad y de corrupción, desplazados y refugiados, así como una gran degradación económica.
Sin bien, el nivel de control gubernamental que se necesita para que un Estado no se suponga como fallido, presenta grandes variaciones. Más importante aún, la noción misma de Estado fallido es discutida, sobre todo cuando se usa por medio de una demostración de autoridad y, puede tener considerables consecuencias geopolíticas.
En un sentido más extenso, el término se utiliza para detallar un Estado que se ha hecho inútil, teniendo únicamente un control nominal sobre su región, en el sentido de contar con grupos armados afrontando claramente la autoridad del Estado, no poder hacer cumplir sus normas dado a las altas tasas de corrupción extrema, a la criminalidad, al amplio mercado informal, a la ineficacia judicial, a una burocracia impenetrable y a la interferencia militar en la política.