La higiene mental, consta de un conjunto de actividades que permiten a todo individuo alcanzar el equilibrio con su ambiente socio-cultural; dichas acciones buscan prevenir los distintos comportamientos no adaptables al funcionamiento social y asegurar, la conciliación psicológica necesaria para que el ser humano goce de buena salud mental. Las prácticas positivas que reducen la tensión (hacer yoga, pedir disculpa, caminar), califican como mecanismos apropiados de higiene mental para llevar una vida plena, del mismo modo, los que estabilizan el optimismo, más allá de cualquier idea pesimista.
El término higiene mental no se utiliza con frecuencia, es decir, no se escucha de forma regular cuando se habla de hábitos, pero aplicar su contenido es absolutamente necesario. La serie de actuaciones que se efectúan permiten a cualquier ser humano, alcanzar la estabilidad emocional y de esta forma tener una mejor calidad de vida, asimismo relacionarse sin inconvenientes dentro de la sociedad y evitar un comportamiento no aceptado. Estos métodos funcionan para que la persona fomente el sentido de la aprobación interna, externa y se adapte al entorno del cual forma parte.
En el mismo orden de ideas, conviene señalar que la relación cuerpo y mente es tan evidente, que para lograr un buen nivel de satisfacción anímica, no se debe marginar tampoco la parte física: salir a caminar, alimentarse sanamente y trabajar el equilibrio que debe existir entre lo laboral y el desarrollo personal, poner en práctica el buen humor como un antídoto anti estrés, formar parte de entornos sociales saludables, buscarle las salidas a los problemas en lugar de preocuparse, vivir el presente en lugar de sumergirse en nostalgias del pasado o adelantarse al futuro, son también algunos ejemplos precisos que manifiestan el significado de higiene mental.
Los métodos de relajación, el apoyo fundamental de la terapia psicológica, los talleres de crecimiento personal y los textos de autoayuda también tienen como objetivo, favorecer la higiene mental de todo individuo que es capaz de hacer innovaciones en algunos de sus hábitos, con el fin de elevar su felicidad real. El optimismo realista, es un tipo de actitud “mentalmente higiénica”, que evita las impurezas y el deterioro físico que producen los pensamientos perjudiciales, desesperanzados, auto-compasivos, derrotistas y de lamentos constantes etc.
Hábitos de Higiene Mental
- Saciar las necesidades naturales y elementales, tales como: comer, dormir, tener relaciones sexuales y el ejercitarse que libera endorfinas, las secreciones conocidas como hormonas de la felicidad; de esta manera, cuidamos además de nuestro cuerpo, también la mente.
- Apreciar lo bueno de la personalidad, rasgos y acciones: la mejora de la autoimagen y reforzar la autoestima, son labores necesarias. Cada quien debe cultivar y valorar oportunamente lo bueno que hay en sí mismo, sin que eso signifique rechazar la auto crítica constructiva.
- Ser agradecidos: prestar más atención a lo que se tiene, no centrarse en lo que hace falta y reír diariamente para aliviar el estrés, que como bien se sabe, es la base de numerosas enfermedades y trastornos.
En torno a este tema, existen varios signos de alarma que deben ser conocidos para buscar ayuda inmediata:
- Cambios de personalidad: son comunes por lo general en la adolescencia y al manifestarse, debe realizarse un seguimiento minucioso para descubrir su origen y así poder trabajarlos.
- Intranquilidad e irritabilidad: los cambios violentos en los estados de ánimo, son un alerta de importancia, especialmente si no hay razones aparentes para que se hagan notar.
- Retraimiento: síntoma categórico de que algo no funciona bien en el estado mental de la persona, no debe relacionarse con la necesidad normal y sana de estar solo consigo mismo; esto requiere un aislamiento recurrente y prolongado.
- Descuido personal: puede señalar el sufrimiento de un desequilibrio mental, más específicamente, un cuadro depresivo.
- Abatimiento: el negativismo exagerado y la falta de iniciativa no son sanos y pueden ser un síntoma que amerite la ayuda profesional.