Los insectos constituyen el reino animal de los artrópodos siendo uno de los grupos más grandes en número de especies y distribución en la biosfera. Sus formas son variadas, lo mismo que sus adaptaciones funcionales: alas, mandíbulas, lenguas, bronquios, garras, antenas, remos, pinzas y ovopositores. Se han clasificado cerca de 850.000 especies, pero se ha considerado que existe diez veces más.
El fìlum artrópoda se caracteriza por presentar apéndices pares y articulados. Estos apéndices conforman las patas, los órganos bucales externos, las antenas y otras estructuras. En los insectos como los saltamontes. Las patas están adaptadas para saltar. También, es particular de los artrópodos la presencia de un esqueleto externo duro que cubre el cuerpo y los apéndices. El exoesqueleto no entorpece los movimientos, ya que está dividido en placas articuladas que lo permiten.
El crecimiento se lleva a cabo mediante la pérdida y la renovación o muda periódica del exoesqueleto por otro de mayor tamaño; a este proceso se le denomina muda.
El cuerpo de los insectos está dividido en cabeza, tórax y abdomen. En la cabeza se localizan los ojos, las antenas y las estructuras bucales, como las mandíbulas y las maxilas. El tórax o parte media, está compuesto por tres segmentos llamados protórax, mesotórax y metatórax; de cada uno se origina un par de patas. El abdomen o parte posterior está compuesto por nueve a once segmentos.
Los insectos terrestres respiran por medio de un sistema de tráqueas, conductos internos que desembocan en los espiráculos y están distribuidos a lo largo del cuerpo.
Las alas de los insectos están unidas a una región membranosa de la pared torácica. Son extensiones laterales de la pared del cuerpo y, por tanto, son dobles. Constan de una membrana superior y una inferior, que están íntimamente unidas entre sí y reforzadas por la presencia de venas. Las venas principales corren oblicuamente desde la base del ala hasta el borde opuesto de la misma y se hallan conectadas con venas transversales más pequeñas. Contienen un tubo traqueal que transporta hemolinfa y nervios. La disposición de la venación alar es diferente entre los diferentes grupos de insectos y sirve para clasificarlos.
El ala del insecto es una palanca que privota sobre una pleural del exoesqueleto. Cuando los músculos dorsoventrales se contraen, una saliente –el tergo- se deprime en la base del ala y estas se levantan. La contracción de los músculos longitudinales hace que el tergo se combe hacia arriba y las alas bajen. Sin embargo, es necesario un tercer movimiento hacia adelante para generar el vuelo. Este es producto de tres factores: la forma de dispersión anteroposterior del aire sobre las alas, el ángulo de inclinación de estas y su rotación en forma de ocho.
Los voladores más rápidos tienen las alas estrechas, fuertemente inclinadas y ejecutan un amplio movimiento en ocho; es el caso de las libélulas. Los insectos voladores lentos y vacilantes, como las mariposas tienen alas planas, poco inclinadas y una proporción de movimiento mayor en el sentido arriba-abajo que el de rotación en ocho.
Los tábanos y abejorros baten sus alas a una frecuencia entre 130 y 240 movimientos por segundos, y los mosquitos llegan a 1.000. Las libélulas, polillas, mariposas y ortópteros baten sus alas a razón de 24 a 40 movimientos por segundo. Los músculos que movilizan las alas se contraen varias veces con cada estímulo nerviosos, gracias al estiramiento mecánico súbito del grupo de músculos contrario.