Olericultura es una rama de la horticultura que estudia todos los aspectos relacionados con la plantación y cultivo de las hortalizas (especies herbáceas), legumbres y verduras, cuyas cosechas se llevan al mercado como un producto fresco y también trata los cultivos de plantas medicinales y ornamentales. El término significa cultivo de las plantas para ser cocinadas o cultivo del huerto, se deriva de “olus” que significa huerto y de “colere” cultivar. La olericultura es también una derivación de la filotecnia que se enfoca mayormente en los cultivos de plantaciones pequeñas, entre las que se encuentran los árboles frutales.
El origen de la olericultura está muy ligado al de la agricultura y por lo tanto a la evolución de ese género. Durante la era precolombina, ya practicaban el cultivo del maíz, cacao, tabaco y algunas hortalizas como: el ají, tomate, cebolla, pimentón, guisantes, chayote; de igual forma aprovechaban la dispersión de raíces y tubérculos, de lo cual se puede deducir que desde ese entonces e incluso desde siempre, el hombre ha maniobrado la domesticación de la plantación de cultivos aún sin tener conocimientos científicos, de donde se origina la olericultura. La siembra y explotación de hortalizas en huertos cultivados, fue influenciada por la colonización europea y es a partir del siglo XIX que comienza a desarrollarse la olericultura y a mencionarse a los primeros hortelanos (españoles, italianos y algunos chinos).
El proceso inmigratorio promovió la introducción de especies desconocidas en América, de igual modo muchas especies nativas fueron llevadas a Europa, Asia, África e islas circundantes. Indagando un poco más en los orígenes de la olericultura, encontramos que para el año 1574 las siembras y cultivos de melón, pepino, berenjena, arveja, cilantro, lechuga, rábano, berro, acelga, zanahoria, entre otros; comenzaron a ser trabajadas de manera muy cuidadosa y meticulosa. La primera referencia de la plantación y cultivo de la papa silvestre aparece en el año 1585, que fue considerada por los indígenas como un tubérculo venenoso.
En la actualidad, dependiendo de la superficie y los volúmenes de producción, la olericultura es considerada a nivel mundial una de las ramas de la horticultura de mayor importancia económico-social. Un estimado bastante reciente, indica que mundialmente existen más de 250 especies olerícolas, de las que se pueden obtener productos altamente alimenticios, gracias al potencial aprovechable que tienen para ser plantadas y cultivadas; aunque, la producción olerícola esté mayormente centrada en cultivos muy particulares. Por otro lado, la debida explotación olerícola puede generar muchos empleos, lo que ha generado el éxodo de un número importante de personas, unas se han desplazado dentro de su mismo territorio nacional, otras tantas de un país a otro.
La importancia de la plantación y cultivo de hortalizas, radica en que ellas poseen las cantidades adecuadas de nutrientes que el ser humano necesita para su alimentación o supervivencia: carbohidratos, proteínas, vitaminas, minerales, etc. De allí viene que sean catalogadas mundialmente como una base fundamental en la alimentación del hombre. Pero, las plantaciones y cosechas de hortalizas requieren de un esmero constante y de las condiciones óptimas requeridas, las que deben ser trabajadas y controladas arduamente para que el cultivo se realice de forma correcta y así lograr el producto deseado.
Elementos básicos de la Olericultura
- Se fijan las dimensiones del largo y ancho de los surcos en los que se plantarán las semillas de hortalizas.
- Tener en cuenta la facilidad de acceso que se tiene con respecto al terreno en el que se hará la plantación y cultivo.
- Contar con las herramientas necesarias y prepararlas.
- Asegurarse de tener las cantidades de semillas, tubérculos a sembrar.
- Demarcar las distancias entre cada semilla de hortalizas y el espacio para siembras sucesivas.
- Llevar una anotación de los días promedios de la primera cosecha y los de la última, para ir preparando el uso del mismo lugar con otro cultivo.
- Tener a mano la vestimenta adecuada y los protectores requeridos, para protegerse del sol, del viento o del frió.
- Los semilleros deben estar bien hechos y protegidos contra las plagas y bacterias.
- Asegurar el riego necesario desde la siembra hasta el momento en que es trasplantada la hortaliza.
- Manipular adecuadamente la provisión de fertilizantes.
- Recoger la cosecha y trasplantarla durante el periodo estipulado.
- Alistar el lugar de almacenamiento.
- Ajustar los cambios que sean necesarios, según la experiencia obtenida durante la plantación y cultivo.