Las proteasas o enzimas peptidasas proteolíticas, son sustancias segregadas por el páncreas que convierten a las proteínas o peptonas en células proteicas más reducidas conocidas como proenzimas (péptidos o aminoácidos), las cuales son estimuladas por el jugo intestinal, causante de la actuación de la pepsina gástrica. Suelen activarse junto con otros precursores pancreáticos (amilasa, lipasa), si se presenta el descenso de ciertos componentes; asimismo actúan fracturando los enlaces peptídicos de los prótidos, con el fin de impulsar a los aminoácidos y pueden dividir a estos últimos, cuando no forman parte de una célula activa.
En el hombre, las proteasas fundamentales son las producidas por el páncreas (tripsina, quimiotripsina y carboxipeptidasa), estas son generadas de un modo inactivo por el tripsinógeno, quimotripsinógeno y procarboxipeptidasa; además se movilizan al ingresar al intestino a través de la enteroquinasa, una enzima producida por el tegumento gástrico, dicho proceso defiende a los tejidos del organismo de la acción de esas proteasas. Ahora bien, estas se inmovilizan por medio de la adherencia de proteínas inhibidoras, que se localizan en la región operativa del catalizador y es posible adquirirlas de distintos seres vivos como los animales (quimosina, tripsina y pepsina), plantas (bromelinas, papayas) microbios u hongos, generalmente son sustancias inalterables aun sometidas a temperaturas muy altas (80°C).
Por otro lado, hidrolizan la fusión entre el carboxilo de un aminoácido y la serie α-amino del aminoácido sucesivo dentro de la proteína y aunque en ciertas oportunidades se aplican de forma indiferente, el significado de peptidasas se suele utilizar para precisar a las enzimas que seccionan péptidos diminutos; entretanto que proteasas o proteinasas, se usa más asiduamente en aquellas que tienen la facultad de hidrolizar péptidos grandes y prótidos. Las proteasas, se categorizan a partir del proceso proteolítico que efectúen: serin proteasas, threonine, cysteine y aspartil proteasas, metaloproteasas, glutamil proteasas y péptidas combinadas (serina, cisteína, treonina).
La debida ingestión de proteasas, colabora con la deglución de las proteínas existentes en una buena dieta, son esencialmente imprescindibles en aquellos individuos que presentan dificultad para asimilar los aminoácidos. La inclusión de proteasas en los suplementos nutritivos proteicos, aumenta su disolución y por consiguiente su digestibilidad; en prótidos de excelente condición natural como la del suero, elevan su nivel de utilidad y en aquellos cuyo procesamiento digestivo es inferior, el suministro complementario de proteasas incrementa su calidad.
Entre los análisis realizados, muchos han vinculado la ingestión de enzimas proteolíticas (proteasas fúngicas, bromelaína y papaína) con una sobresaliente actividad muscular luego del ejercicio intenso, puesto que regulan las posibles inflamaciones. Las proteasas, contienen las moléculas de proteínas que el VIH necesita para perfeccionar su secuencia de autocopia (reproducción), lo cual da origen a nuevos virus que se ocupan de infectar a otras células. Durante su proceso de propagación, el VIH genera sucesiones muy extensas de proteínas que buscan dividirse (fracturarse) en fracciones más pequeñas, que conforman a las proteínas y/o proenzimas que participan en la elaboración de los nuevos duplicados de tal enfermedad.
El rompimiento de los enlaces más prolongados de prótidos, es originado por la proteasa y sus inhibidores no permiten, que el fraccionamiento tenga lugar de una forma defectuosa; ya que esto facilita la generación de copias incompletas del VIH que aunque pueden deteriorar a las células que infestaron, no cuentan con la capacidad de perjudicar a otras. Cabe destacar que la administración de proteasas junto a otros antirretrovirales, ha confirmado que sus inhibidores pueden:
- Aminorar la abundancia del VIH en sangre (calculada por la arremetida viral).
- Incrementar el conteo de linfocitos CD4, pese a que sea bastante bajo.
- Dilatar el tiempo de aparición de los primeros síntomas determinantes de SIDA o fallecimiento.
- Impedir el desarrollo o avance de enfermedades oportunistas.
- Probablemente disminuir, la posibilidad de transmisión de las enfermedades y resguardar el buen funcionamiento del sistema inmunitario.