Reinado de la Intolerancia



La intolerancia religiosa selló toda la Edad Media, pero consiguió un innovado impulso en el siglo XVI. La religión aceleró los fuegos de espantosos y sangrientas guerras en distintos territorios, como por ejemplo Alemania, Francia, Inglaterra y los Países Bajos. Entre 1520 y próximo de 1565, unos tres mil individuos fueron establecidas por sacrilegio en la potestad occidental del catolicismo.

El Reinado de la Intolerancia
Usualmente cualquier desempeño de importes o pensamientos sobre todo en el área religiosa causaba una vinculación intolerante.

Un aprendizaje católico que por el transcurso del tiempo había estado rodeada en disputas, fue la de la Trinidad, es decir, la fe de que Dios se constituye de tres individuos. De hecho, el ilustre Earl Morse Wilbur indica que fue uno de los casos más discutidos en la Edad Media entre los religiosos católicos como también los papas. Sin embargo, los ciudadanos pocas veces se daban cuenta de tales altercados, pues se presumía que afirmaron como “secretos divinos” disciplinas religiosas de ese prototipo.

Sin embargo, en el siglo XVI existió quienes eligieron por destruir la costumbre y explorar la Biblia con el objetivo de descifrar tales secretos. Los que impugnaron la disciplina de la Trinidad, ciertos llamados más tarde procederían a distinguirlos de los trinitarios, toleraron con frecuencia aguda una persecución, tanto por los católicos como de protestantes.

Tuvieron que grabar bajo distintivos sus publicados trabajos y ocultarse para impedir venganzas. Los antitrinitarios además se encontraban al desarrollo en la disputa por la tolerancia. Ciertos, como el dogmático español Miguel Servet, sufragaron con la vida sus persuasiones.

Sin embargo, existió un país que, en vez de luchar en las guerras religiosas o acosar a los discrepantes, apadrinó una actitud completamente distinta. Se trata de Transilvania, en aquel momento principado independiente y en la modernidad parte de Rumania, en Europa oriental. El historiador oriundo Katalin Péter expresa que la reina viuda, Isabel, gestionó conservarse apartada de las peleas religiosas adjudicando la aplicación de tutoría en todas las manifestaciones.

Por ejemplo, luego de congregarse a la Dieta de Turda en el año 1557, la reina junto con su hijo, estableció que cada individuo puede ejercer la fidelidad religiosa que quiera, con ceremonias antiguas o nuevas, al momento que dejamos a su prudencia en la que le resulte y le agrade en argumentos de religión, siempre y cuando no inquiete a ninguna persona. Ese reglamento ha sido nombrado como “la primera ley de cualquier nación que avala la independencia religiosa”. La tolerancia alcanzó a su punto superior en Transilvania en conjunto con el hijo de Isabel, Juan II Segismundo, quien se adjudicó al mando positivo en el año 1559.

El médico italiano Georgio Biandrata fue un icono importante en la corriente antitrinitario en Transilvania. Sus indecisiones sobre la Trinidad posiblemente se subrayan durante su aposento en Italia y Suiza, donde existían numerosos refugiados antitrinitarios. Cuando tornó a Polonia, Biandrata favoreció en gran parte al impulso de la Iglesia Menor, llamada posteriormente como los hermanos polacos. En el año 1563 fue llamado como médico y guía de Segismundo para luego mudarse a Transilvania.

La discusión dio comienzo el 3 de marzo del año 1568. Se elogió en latín y se mantuvo por diez días. Enviaba por la parte trinitaria de Péter Melius, pilar fundamental de la Iglesia Reformada Transilvana. Melius y los tutores de la Trinidad fundamentaron sus testimonios en los credos, los sacerdotes de la Iglesia, la doctrina ortodoxa y las Sagradas Escrituras.


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