Las vacunas, son aquellas preparaciones que generan inmunidad mediante la producción de anticuerpos, para combatir una enfermedad. Puede tratarse en efecto, de una suspensión de microbios vivos, débiles, atenuados o muertos como bacterias, hongos, parásitos y en forma más escasa, virus. De manera común se administran a una persona para evitar, disminuir o contrarrestar las enfermedades contagiosas, siendo productos o derivados de microorganismos que protegen al receptor contra una infección en particular. El organismo está continuamente expuesto a bacterias que pueden estar en el aire, los objetos, alimentos y en el acto sexual.
La finalidad de las vacunas, es estimular todos los mecanismos regulares de protección de los individuos, para que segreguen anticuerpos contra un germen en específico y si la persona vacunada es atacada por una bacteria, el cuerpo está preparado para resistirse a ella. Las probabilidades son menores, puesto que la porción de gérmenes utilizados en la vacuna y la fase de exposición están minuciosamente vigiladas. Como resultado de la inmunización a través de la vacunación, se han suprimido enfermedades como la viruela, poliomielitis, hepatitis, etc. Con frecuencia, una vacuna suele proporcionar una protección efectiva para toda la vida.
El agente incita al sistema inmunológico del organismo a identificar al microbio como un peligro, a erradicarlo y guardar datos sobre el mismo; de manera que la parte inmune pueda captar y abatir más eficazmente al mismo, si este logra introducirse más adelante. Las vacunas pueden ser profilácticas, como las que previenen o disminuyen los efectos de una futura enfermedad por la presencia de patógenos naturales o peligrosos, también existen las terapéuticas y aún se está experimentando para conseguir las que efectivamente logren contrarrestar al cáncer.
Las vacunas provocan en ocasiones algunos efectos secundarios molestos, como dolor en el área de aplicación, calentura y sarpullidos ocasionales, pero desaparecen pronto. No obstante, algunas personas manifiestan una mala cicatrización que les produce un queloide, que con el tiempo suele agrandarse Desde un enfoque rigurosamente científico, las vacunas son un instrumento altamente positivo, con solo efectuar una valoración riesgo/utilidad se puede caer en cuenta de ello, así la certeza científica y los antecedentes, revelan que las vacunas generan un evidente descenso en la morbi-mortalidad ocasionada por procesos infecciosos; lo cual significa que disminuyen la cantidad de personas con enfermedades y más aún los fallecimientos, aunque la mayoría de ellas produzcan efectos secundarios. Cualquier medicamento o terapia contienen riesgos relacionados o consecuencias, pero como tal la morbilidad (casos de enfermedad) y mortalidad vinculadas a las vacunas son tan bajas, que hacen de ellas algo prácticamente irrelevante.
Las cuatro clases típicas de vacunas son las siguientes:
- Las Inactivadas, que se valen de la versión muerta del microbio que causa una infección, contienen gérmenes dañinos que han sido procesados mediante productos químicos o calor para eliminar cualquier riesgo y se administran para controlar la gripe, cólera, peste bubónica y Hepatitis A. Estas vacunas suelen ser insuficientes o de poca duración, por lo cual se aplica más de una dosis.
- Las vivas atenuadas por su parte, no son otra cosa que microorganismos cultivados intencionalmente, bajo situaciones en las que pierden sus caracteres dañinos. Generalmente manifiestan una reacción inmunológica más prolongada y se administran contra la fiebre amarilla, sarampión y paperas. Motivado a que estas vacunas son tan parecidas a la infección original que ayudan a prevenir, crean una protección inmunitaria muy resistente y de larga duración.
- Los toxoides, son sustancias tóxicas inactivas que provienen de microbios y se elaboran para evitar especialmente, los tétanos y difteria.
- Las subunitarias, polisacáridas y compuestas, que más allá de alojar a un microorganismo debilitado o inactivo en el interior de un sistema inmune, una porción de este ocasiona una reacción inmunitaria como la vacuna subunitaria de la Hepatitis B. Además ofrecen una protección muy fuerte dirigida a partes específicas del germen y por otro lado, pueden ser aplicadas en prácticamente cualquier persona que las requiera, que presente incluso un sistema inmune frágil o problemas de salud crónicos.